En los años 50, podríamos decir 55 (año de la revolución libertadora) nosotros recibimos el primer televisor , marca Zenith.
El aparato era una persona más en el living de mi casa y en esa época la señal se captaba a través de una antena móvil que se colocaba encima del televisor, que uno movía de un lado y para otro las antenas para obtener captar la señal. Mi viejo harto de que yo me pasase toda la tarde mirando television, se llevaba, con el a trabajar, la antena.
La tele se desomponía muy seguido y teníamos un técnico que venía a repararla, el Sr Schnaider
Una de las fallas recurrentes era que la imagen ser desplazaba de manera horizontal sin parar, como si fuera una máquina tragamonedas, y si bien tenía por detrás del aparato un pequeño botón para regular ese movimiento, a veces n lo lograbas. Cuando el aparato se desomponía de verdad y ya no había movimiento de antena que valga, había que llamar al Sr Schnaider. Hombre serio, de traje y corbata con lentes y su valija que escondía la magia de volver el televisor a su vida plena. El diagnostico del Sr Schnaider era letal. Cauntos día spara poder repararlo? Chau...se había quemado una válvula. Parecía una maldición divina.
Yo odiaba al Sr Schnaider porque nunca venia cuando prometía y era imposible encontrarlo por telefono. De a poco lo fui odiando cada día más, sin saber que algo se escondía el puto Sr Schnaider
Recuerdo que para ver la imagen del televisor, trabajando desde atrás del aparato, tenía un espejito que colcaba sobre su valijita y esta sobre una silla, con el que iba controlando y ajustando la tele.
Su última visita que recuerdo que coincidió con un fuerte dolor de estómago por yo tenía ese día, y el técnico del televisor se convirtió en médico y ordenó (cual nazi) que inmediato la chica fuera a comprar ENO, que no se que mierda era(sal de frutas??), pero si recuerdo la marca. Me dió a tomar dos cuchardas soperas imposibles de soportar. El final del cuento es que terminé en el Sanatorio de Cusatis de la Av Puerredon con una operación de apendicitis de urgencia.
Ese fue mi primer contacto con la cirugía y el nazismo
El aparato era una persona más en el living de mi casa y en esa época la señal se captaba a través de una antena móvil que se colocaba encima del televisor, que uno movía de un lado y para otro las antenas para obtener captar la señal. Mi viejo harto de que yo me pasase toda la tarde mirando television, se llevaba, con el a trabajar, la antena.
La tele se desomponía muy seguido y teníamos un técnico que venía a repararla, el Sr Schnaider
Una de las fallas recurrentes era que la imagen ser desplazaba de manera horizontal sin parar, como si fuera una máquina tragamonedas, y si bien tenía por detrás del aparato un pequeño botón para regular ese movimiento, a veces n lo lograbas. Cuando el aparato se desomponía de verdad y ya no había movimiento de antena que valga, había que llamar al Sr Schnaider. Hombre serio, de traje y corbata con lentes y su valija que escondía la magia de volver el televisor a su vida plena. El diagnostico del Sr Schnaider era letal. Cauntos día spara poder repararlo? Chau...se había quemado una válvula. Parecía una maldición divina.
Yo odiaba al Sr Schnaider porque nunca venia cuando prometía y era imposible encontrarlo por telefono. De a poco lo fui odiando cada día más, sin saber que algo se escondía el puto Sr Schnaider
Recuerdo que para ver la imagen del televisor, trabajando desde atrás del aparato, tenía un espejito que colcaba sobre su valijita y esta sobre una silla, con el que iba controlando y ajustando la tele.
Su última visita que recuerdo que coincidió con un fuerte dolor de estómago por yo tenía ese día, y el técnico del televisor se convirtió en médico y ordenó (cual nazi) que inmediato la chica fuera a comprar ENO, que no se que mierda era(sal de frutas??), pero si recuerdo la marca. Me dió a tomar dos cuchardas soperas imposibles de soportar. El final del cuento es que terminé en el Sanatorio de Cusatis de la Av Puerredon con una operación de apendicitis de urgencia.
Ese fue mi primer contacto con la cirugía y el nazismo
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